jueves, junio 26, 2008

Común y corriente





Algunas posan en cuatro patas, y la imagen se multiplica por miles siguiéndome, estampándose en cada kiosco del país.
Otras bailan en concursos de beneficencia. Firmaron contratos cuyas cláusulas establecen en forma terminante el persistente close up al culo.

Cuerpos que, aunque tallados por el escalpelo, producen en los hombres un gesto similar al de un perro que mira a su amo comer.

Al día siguiente, la testosterona reunida comenta, opina, y remarca “¿la viste a la fulana anoche? ¿Qué bárbaro?”. En ese momento, el grupo me mira a la búsqueda automática y preestablecida de una respuesta paralela. “No me gustan”, y hasta las mujeres se ríen sin creerme y ya nadie habla conmigo.

Prefiero a las que me cruzo en la calle. Esas que se tapan después de hacer el amor para ocultar sus complejos. Las prefiero con ropa, pues no hay ejercicio más alto que el de la incertidumbre de saber qué usa debajo de ella.
La prefiero matera y de las que hacen tartas y bizcochuelos para acompañar, de risa fácil y broma.
Me gusta tímida y mirando hacia abajo; de zapatillas y ropa interior de algodón. Esas que andan en colectivo, mirando por la ventanilla al infinito.
Para mí son mejores sin pintura los días de semana, y maquillada los sábados por la noche.
No me lleves a la cama mostrándome un foto tuya en cuatro patas, más bien, invitáme una cerveza y decímelo con los ojitos o de última con el baile.
Para qué lucirce en un escenario, si no hay imagen más bella que la que se proyecta cuando se ve una mujer estudiando, sentada a la mesa, muda, con la cabeza apoyada en la mano, atenta a las líneas de la fotocopia.
Cualquier chica plástica de la tv, de seguro me regalaría ropa fina, y cara, pero yo prefiero a las que para el invierno tejen bufandas.
No es que yo sea exigente, pero gustos son gustos.
Me gusta de jogging, o pollera.


No me vengas con las que tiene perros glamorosamente diminutos, prefiero las que tienen un mestizo y lo abrazan sin renegar de los pelos del animal pegados en su ropa.


lunes, junio 16, 2008

Nosotros



El choque, la tensión, las ideas que no concuerdan. Finalmente el portazo. El otro siempre tiene la culpa.
Puchero; "no te llamo nada". Dormir, a lo loco.
No afloja el uno, no afloja la otra.
Lunes de feriado, lo mismo que un domingo por la tarde.
"No te llamo nada", se insiste. Suspira. Tal vez se llora. Hace frío. Lunes feriado, lo mismo que un síndrome de domingos por la tarde.
¿Conciliación obligatoria? Minga.