lunes, octubre 20, 2008

¿Qué hora son, mi amor?


Sí, billetera mata galán, pero no reloj. No hay Rolex que te salve de la vergüenza.
Te mofaste ante tus amigos de haber conseguido el tesoro más preciado: la cita telera con las mellizas Débora y Julia D., dos increíbles mujeres iguales con los glúteos de Rocío Guirao, las lolas moderadas y naturas de Carla Bruni la actitud de Illona Staller, apenas 20 años (que reeco), sodomitas, insestuosas y más pedigüeñas que piquetero en Navidad.
Juntaste unos 500 en billetes de 10, para que la billetera se te vea gorda.
¿El plan? Ir el sábado directo a la loncha delgada de carne magra en el albergue de los sueños.
Y así fue. Pegaste un Falcon modelo 78 palanca al volante, de esos de un solo asiento de modo de ir con las dos entretenido. Tocaste el "tu-tu" que las haga bajar del "deto", pusiste primera y ellas fueron “a lo suyo” también probando la caja de cambios albergada debajo de la tapa de cilindro de tus Angelo Paolo.
Habitación disponible. 23.30 y dos horas de lujuria por delante, además de la rigidez de un caballo salvaje.
Pero ay de ti hombre necio, no recordaste que el matrimonio preside hasta el tiempo y adelantó la hora.
La insaciables a las 00.30 reales, 01.30 K, recién terminaban su show promiscuo e (insisto) insestuoso de caño (ese que sueñan bailar en lo de Tinelli y así pasar por lo de Canosa, Rial, Carlos Paz, Mar del Plata, y los yates de la oligarquía?, cama, mesada, jacuzzi, suelo, patio privado.
Pero la argentinidad del controlador de tiempo del hotel de los adulterios salió a la luz, y anunció fin de turno. “Señor usted entró a las 23.30”, retrucó ante el reclamo. “¿Qué hora son, mi amor”?, “es verdad, la 01.30 y son $200 por el show y paganos ahora, mi amor, que nuestro cafishin está en la puertita del telo”.
Cuando Mefistófeles develó su identidad a Fausto, este se sorprendió menos que vos.
Fueron $250 de la suite Eros, $50 del champú marca Moria Casán, y $200 del show. Los “ja” de tus amigos en el bar, hicieron creer a los transeúntes de la vereda que había un humorista dentro sin darse cuenta que allí no se encontraba un auténtico loser, sino una víctima más de la terquedad kirchnerista.

martes, octubre 07, 2008

Ví luz y entré


La noche, se presta. La estación más botánica del año hace de las suyas en la progesterona, vaya a saber uno por qué.Las chicas no hacen previa de fernet y cerveza, lo de ellas el tráfico textil. Una lleva las sandalias, la otra la remerita y así el espejo es explotado como un somalí.
El boliche elegido es uno de entre las decenas de la movida nocturna. Dos gotas de Chanel Nº 5, tanga, pollera y taco aguja. Hacen pucherito para tener el privilegio de la entrada libre (damas gratis a toda hora siempre y cuando prometas fiesta al cajero).
La disco, presenta un catálogo interminable de potenciales dispensadores de amor y promueve el intercambio de fluidos mediante su oscuridad, elecciones que, en la mayoría de los casos, termina precipitándose por la música (o el volumen de esta puesto que de día se puede escuchar lo mismo y nadie se pone a levantar a otro) y la oscuridad imperante adornadas por una iluminación cuidadosamente sugestiva.
Los parroquianos de estos templos de perdición tienen la posibilidad (algunos en gran porcentaje y otros en menor) de ganar el privilegio de la contemplación desnuda de estos cuerpos que ondulan al ritmo de las melodías. Existen otros que, aún no habiendo sido favorecidos en su estampa, tienen mayor posibilidad de ganarse un show de caderas, a saber: el/los dueños del boliche. Algunas nenas entregan su cuerpo al ticket del ahorro, y a la pulsera VIP, milagrosa llave maestra que abre cualquier puerta cerradas por portones de músculo puro; patovicas que le dicen. También este género puede llegar a ser objeto de admiración de las mujeres desamparadas o de las que sueñan encima de sí mismas una espalda como galería de mansión que les tape la luz del foco telero.
El barman: pocos son los obreros de la cirrosis que no hayan regalado un champagne a cambio de unos (mínimo) besos. Acaso tampoco existan barmans feos.
El dj: siempre puede ser objeto de admiración y no faltará mujer que entregue su cuerpo melómano a los ritmos percutivos del que mejor sabe manejar el pitch.
Pero hay alguien que tiene un necesario protagonismo en la noche y nunca a sido objeto de interés de la mirada femenina. Es quizá el papel co -protagonista de la historia que se escribe en la noche: el iluminador.
¿Alguien alguna vez se levantó al iluminador de un boliche? ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh? ¿Habrá boca de mujer que haya besado esos labios magullados de tanto pelar cable con la boca y no con el alicate? Alguna por su condición de groupie novata no le quedó otra que entregarse al sonidista gordo con tal de llegar al grupo, ¿pero alguna se levantó al iluminador? ¿Será que su condición de eléctrico patea cuando alguien lo toca? ¿Eh? El está ahí, por lo general al lado del dj, ornamentando los ambientes de la melodía reinante. Contempla la pista, mira las manos levantadas de la gente ávida de promiscuidad. Si alguna niña pela, él ilumina, los muchachos miran a la niña y ésta mira a los rostros de deseo de su auditorio. Cuando llega el recato, nunca mira al iluminador para agradecerle ese impulso al camino a la fama.
Las groupies fueron siempre en busca del músico, aunque sea del músico invitado. Hasta el del coro ganó, y ni hablar de los plomos que son como los perros que comen las sobras.
El iluminador tiene camión aparte: es el primero en llegar (cuando no hay nenas), y es el último en irse, muchas veces cuando no hay ni nenas ni paga: las nenas ya se han subido al colectivo de los músicos para emprender un viaje a los confines del colon (a una estrella de rock se le entrega todo).
¿Qué haría Pink Floyd, Waters, Peter Gabriel, la Creamfields y Lito Vitale sin luces? ¿Qué sería de Ibiza sin iluminadores?¿Eh? Si bien es cierto que todos decimos “que buenas estuvieron las luces” ¿Quién dijo “que buenas estuvieron las luces, quiero conocer al iluminador"? ¿Eh? Hasta lo omitieron de aquella frase que enuncia "ví luz y entré".
Se trata del hombre olvidado detrás de una consola de perillas, puntos y tomas corrientes. El que se bancó horas y horas de clases de electricidad en las E.N.E.T. todas.
El iluminador es el compañero de la banda en descontrol escénico. El que apagó la luz cuando no se pudo con la vuelta del tema lento, el impulsor de tu viaje de éxtasis cuando enciende los flashes.Ahí está él, en cada pista y en cada recital anhelando envolver el cuerpo de una niña con su cinta aisladora; mostrarle su habitación en la que invariablemente siempre cuelga una bola de espejos.
El iluminador es el albor de nuestros ojos pecadores, el teleobjetivo de nuestras ametralladoras; el iluminador es, en suma, una luz en el camino al Hades
(Choreado de leebrucelee.blogspot.com, mi otro blog.)