Quién hubiese sido capaz de abandonarla, con su pelo tan vulnerable a la brisa.
Quién es el que la omite con ese talento tan suyo de amar, con esa vocación para el beso desnudo. Cómo es que le dijeron “adiós” sin tener en cuenta su voz de arroyo serrano.
¿No sintió el olor de su cuerpo de óleo en el último abrazo, el bálsamo amigo que deja en el otro al abrazar?
¿Existe providencia que impida lavar sus pies por pisar donde el otro pisa?
¿Cómo decidir nunca más recorrerla de cuerpo entero, presente, muriendo finalmente en el concupiscente elástico de su braga rosa que ornamenta el sur de su abdomen?
Que lo explique el que se atreve.
Quién es el que la omite con ese talento tan suyo de amar, con esa vocación para el beso desnudo. Cómo es que le dijeron “adiós” sin tener en cuenta su voz de arroyo serrano.
¿No sintió el olor de su cuerpo de óleo en el último abrazo, el bálsamo amigo que deja en el otro al abrazar?
¿Existe providencia que impida lavar sus pies por pisar donde el otro pisa?
¿Cómo decidir nunca más recorrerla de cuerpo entero, presente, muriendo finalmente en el concupiscente elástico de su braga rosa que ornamenta el sur de su abdomen?
Que lo explique el que se atreve.