domingo, febrero 18, 2007

Otra vez domingo


Se presiona sobre mi pecho. Apenas puedo respirar y mucho menos moverme. Coloca en mis oídos auriculares con voces del pasado y enciende su pantalla plásmica en blanco y negro con veinticuatro tonos de grises y en cámara lenta proyectan el pretérito.
Como un dj de la desesperación mezcla aquellas voces no tan lejanas con las del presente y el futuro para confundirme.
Quiere convencerme, automatizarme a pensar que el amor lo es todo, y que sin él no se puede. Que sin este la vida no es nada y no hay sendero que conduzca a la paz. Los logros personales, las guerras ganadas y los trofeos de la perseverancia son directamente intangibles.
Me llena de hastío. Cierra mis labios y me hace apretar las muelas con fuerzas indecibles.
No hay más música que el susurro del viento Zonda que seca la piel, produciendo una sed de eternas veinticuatro horas.
Eso es lo que me produce el domingo por la tarde.
A esto me lleva.
No hay libertad, solo cautiverio.
No hay amor, solo desidia, dolor, penar como un alma sin tumba, vagar como un perro solitario y hambriento que olfatea algunos terrenos baldíos olvidados y de yuyos inmensos donde esperar el infierno resignado a lo que viene.
Maldito domingo por la tarde. Por lo menos dejáme dormir.
No quiero pertenecer en tu puta estadística.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

despues de leer esto solo te imagino de una sola manera, de frente, cara a cara, con el mar, mirando el romper de las olas y solo concentrado en la musica que ellas producen... a tal punto de no registrar ningun movimiento a tu alrededor. Y asi invadido de recuerdos y lagrimas que el viento se atreve a secar, te imagino dibujando en la arena... llorando alguna tristeza, llorando alguna boca.

Calio dijo...

Que le puedo decir? cuando quiera conversar, aqui estoy.
Mañana ya es lunes, de nuevo.

Besos

Juan Pablo López dijo...

Calíope: sos el aguante.

Ojitos de papel: esa es una buena imagen.

Paco dijo...

Mi vida vibra henchida
con los sorbos grandes, que trago, de ese aire que procede desde los
mismos confines del horizonte. Es esta la hora, en que embriagado
mi espíritu, salta hacia lo misteriosamente lejano.

Los pensamientos cesan. El pulso es más lento, más pausada la
respiración. Mis oidos atentos ante ese imperceptible quejido, que
suele hacer la noche y ante el cual, es el silencio el que suspendido se mantiene en ese paso.

Quizás, algún día, pueda morir respirando el suave y vivo
perfume de azar. Y que, en donde comienza la vida, sea enterrado ...

Me detengo ese instante en el que pareciera tocar lo inasible,
eso que el espíritu gime y desea con tal fuerza, que dá impulso
al seguir viviendo. Algo de la eternidad se toca, aunque sean
migajas las que solamente se llega a percibir.

¡Cómo describir lo que es indescriptible! ¿Cómo...?
Quizás, sea esa la suerte del que alcanzó alguna intuición, en la
que su misma vida quedó signada ...

Paco dijo...

Viejo, como dijo Caliope, aquí estamos.
Mas, la invitación sigue en firme. Creo que ya es tiempo de tomar algo charlando así pateamos a "otra vez ..."