domingo, marzo 16, 2008
Vivir de la luz roja
Luz ruja en el cruce de las dos avenidas. El balde espumoso descansa sobre la platabanda y el limpiavidrios absorve el agua que lavará el parabrisas. Las uñas casi desintegradas por el detergente y la cara sucia.
Unas cuantas monedas y a veces una sonrisa refleja alegría y, a la vez, expone las caries que evidencian el olvido propio y el de una sociedad. Son los pibes del semáforo, los que limpian parabrisas a cambio de una moneda.
Salta y Sarmiento de la Ciudad Histórica de San Miguel de Tucumán. Son casi las seis de la tarde y cinco chicos lavan los vidrios. Estefanía y dos pibes más prefieren no hablar. Ezequiel de 17 y Ezequiel de 13 tienen ganas. Trabajan aproximadamente 6 horas diarias. El más grande de los dos, con lo que gana ayuda a su mamá para darle de comer a sus hermanitos. El más grande tiene 6 y el más chico tiene 5.
“La gente nos trata mal porque creen que les vamos a robar”, dice el más grande de los dos. El más chico describe: “hay gente en autos de lujo que nos da cinco o diez centavos”. “Algunos no te dan ni las gracias”, dice Mario, uno de los que no quería hablar, pero que se arrepintió. Según contaron, muchas veces son víctimas de robos por parte de chicos más grandes “que andan ‘bolseando’” (drogados con pegamento). “Una vez vino la policía a llevarnos a nosotros porque pensaban que éramos los que robaban”, explica Mario. Ezequiel, el de 17, explicó que a veces, cuando puede compra el diario y mira las ofertas de trabajo con la esperanza de algo mejor, “pero cuando me presento para un trabajo me ven la cara y me dicen ‘vení otro día’ y voy varias veces pero siempre me dicen lo mismo. Me tienen como perro de la calle”, relata.
“¿Les gustaría estudiar?”, se les preguntó y enmudecieron. “Yo prefiero venir a laburar y no estudiar, porque acá consigo plata y la necesito. Tengo que mantener a mi hijo”, justifica Mario.
A pesar de la búsqueda en los cruces de avenidas más importantes, en las únicas dos donde había chicos limpiando vidrios, era en Salta y Sarmiento y Coronel Suárez y Gobernador Del Campo. Allí cuatro chicos más a la vez trabajaban. También, en este caso, costó el acceso a sus palabras.
Eran Gonzalo de 20 años y Cristian de 18, y otros dos chicos de la misma edad que prefirieron no identificarse. Todos ellos de la conflictiva villa La Costanera, contaban los pormenores de su trabajo: cuanto cuesta el detergente, como disolverlo para que rápidamente limpie los insectos pegados en el parabrisas, cuantos tiempo debe se debe dejar al detergente para que actúe.
“Algunas personas son malas y otras buenitas. Hay quienes se bajan y te quieren ‘manotear’ y hay veces en las que te demandan (a la policía) por tocarles el vidrio. Otra gente nos regaló zapatillas y bolsones con mercadería... Para las fiestas es lindo porque llevamos de todo para la casa”, explica Gonzalo. “Cuando me hacerco a los autos a limpiarles el vidrio, hay gente sube las ventanilla y pone los seguros porque creen que les vamos a robar y eso se siente feo”, describe Cristian. “Ellos piensan que por ejemplo nosotros le podemos robar el celular y si lo vendemos nos van a dar 100 o $150, pero nosotros con el lavado llevamos para comer todos los días y por semana hacemos mas o menos esa plata. Vos tenés que saber que el que viene a laburar acá no es chorro, porque a los ladrones les gusta la platita fácil y no trabajan,”, interrumpe. A la vez reconoce que otros conductores les gritó “vayan a laburar” y la repuesta de ellos fue “denos laburo usted”. “A quién de nosotros nos van a dar trabajo si algunos no saben leer ni escribir”, protesta.
Gonzalo y Cristian llegaron a terminar la primaria, los otros dos no. “Sería lindo leer y escribir, pero yo tengo que llevar comida a mi casa”, dice Gonzalo.
Cuando me se acerqué a los ocho chicos en las dos esquinas, el temor se apoderó de ellos. La desconfianza y el miedo a la policía los mantiene en alerta. Las charlas fluyeron y de a poco ganaban confianza para hablar. Al final, sonríen y al saludar, lo hacen con un apretón de manos pero empuñando como lo hacen los púgiles de las pulseadas. En ese momento, una chica de unos 20 años que con un bebé en los brazos pide monedas a los conductores, se me acerca y pregunta: “¿qué usted viene trayendo algún plan?
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17 comentarios:
Muy buena crónica. La verdad es que esos chicos están fuera de todo ámbito. Quizás acercamientos como este puedan crear un poco de conciencia y tratar de cambiar la situación.
Un abrazo.
P.D. ¿dónde está Nico Maisano?
muy buen trabajo periodìstico. excelentemente contado. te felicito por haber llegado a charlar con ellos, para conocer sus historias. siempre que paso por algùn semàforo y veo a los chicos que hacen este trabajo, me pregunto que podemos hacer para sacarlos de allì. Y realmente, presiento que va a ser difìcil. Intentar algo -por pequeño que sea- serà un primer paso.
Saludos,
Charls.
muy buen post, sobre todo el final..
porque es muy lindo que tengan la esperanza de que exista un plan para cambiar su situación..
y a su vez es triste no tenerlo.. no?
me da mucha tristeza todo...no es lo que deberia estar haciendo un niño ni un adolescente ni nadie...la verdad no soy muy optimista me parece que esto es eterno...a nadie parece importarle...
Impactante. La realidad es literal y el titulo muy acorde, cuan diferente habra sido mi niñez y la tuya, con la de mario y tantos otros..
un saludo
Toda una realidad social que traspasa fronteras...
Tiempo sin saludarte .A ello vine.
Un abrazo
Es la realidad. Impacta pero las cosas son así, cuando salimos del tupper del que vivimos nos encontramos con estas problemáticas irresueltas que nadie se ocupa por resolver.
Muy buena tu idea del relato, ojalá llegue a mucha gente así cambiamos las cosas y les alimentamos a los chicos la esperanza de un plan.
Y que el plan se cumpla!!
Beso
Excelente, deberías salir en primera plana en algún diario serio para que todos recapacitemos.
ya el hecho de acercarte a hablar, preguntarles como estan y sobre sus vidas es algo muy valioso, que no mucha gente esta dispuesta a hacer. por desinteres, y por miedo. y asu vez, creo que si, pòr supuesto que se puede hacer algo... solo hace falta tiempo ganas y dedicacion. y como todos vivimos tan inmersos en nuestra vida, nuestros problemas, no estamos dispuestos a conceder ese tiempo, a solucionar algo que no vemos TAMBIEN es nuestro problema.
Un muy buen quita prejuicios
El miedo viene de lo desconocido (creo que ya dije esto antes), la gente en los autos no los reconocen como uno mas de ellos, les tienen miedo. Ellos no te conocian te tenian miedo
Vos le diste vos al silencio
Quitaste un miedo
Felicitaciones!
El otro día se acerca uno al auto y le ofrece a mi padre una cuchilla más larga que mi brazo (que es largo). Con toda la calma y presencia que caracterizan a mi padre les dijo que no, gracias y el tipo siguió con sus cuchillos al otro auto.
Puedo adivinar lo que hubiera pasado si hubiera ido con mi madre: ni bien ve al hombre empieza a chillar, cuando ve los cuchillos se vuelve loca y empieza a subir los vidrios cuando él se acerca se hace la que no los ve, el hombre se enoja y bue, de ahí en más reacciones varias.
Me largo a llorar. Más allá del excelente trabajo periodístico que hiciste, el contenido... lamentable. Habría que escribir más de esto, hablar con más gente, salir de la burbuja... Me encantó.
Pasaba por aquí. Te dejo un beso!
Pfff que fuerte
Antes habia tantos asi en Mexicali (mi ciudad) ahora no se a donde han ido, supongo han crecido..
Que agregar que ya no hayan dicho. Muy buen post. Reflejo de la dura y cruel realiada argentina...
BEsos.-
Es que hay de todo en la viña del señor y el problema es el de 100mpre: cuando caemos a generalizar y prejuzgar.
La inseguridad en Uruguay es un tema que se ha venido agudizando en estos ultimos años y la verdad que todos estamos asustados y resentidos con esa clase social marginada que se cree que porque la sociedad los margina tienen derecho a robar y a matar x 3$$.Pero claro:no todos son asi,pero caen todos dentro de la misma bolsa.
Y,como esto que contas, detras de cada uno de estos chicos, deben haber muy fuertes historias q contar!.Me gusto, valio la pena esta visita!
Que bueno salir de nuestro cascarón y mirar un poco al de al lado.
Excelente post.
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