jueves, junio 28, 2007

Inexorabilidades

Pagar la luz, el agua, el gas y los impuestos. Pagar los descuentos e intereses de la tarjeta de crédito. Conseguir otro crédito para comprarme una casa como sea. Comprarme un auto.
Que el pintor. Ir a la obra social y pedir órdenes para el kinesiólogo. Que mis hernias de disco en tres lumabres.
Las notas en el diario y el programa de radio. Conseguir la plata para poner una radio a mi mamnera.
Que si me depositaron el aguinaldo o no.
Que tal gobernante y el otro, que la derecha que la izquierda, que las leyes y la democracia.
Comprar urgente una computadora nueva.
Escribir la novela; actualizar el blog.
Pensamientos que pasan por mi cabeza resumidos en una sola palabra: responsabilidades.
Antes no pensaba en estas cosas.
La puta madre, ¿me estaré convirtiendo en un hombre?

miércoles, junio 20, 2007

Ese asunto de la entrevista


(Click a la derecha para escuchar una de sus canciones)
Ya pasó una semana desde que Lisandro Aristimuño y yo nos comunicamos por chat para hacer esta nota. Hoy, aquí en la mesa de redacción no sé cómo redactar la introducción. Será porque Aristimuño es un músico al que no se puede catalogar ni acomodar en género alguno. Pero a todos los que lo escuchamos nos encanta, y no hay objetividad que se logre a la hora de escribir sobre él. Le pregunto a Alejandro Díaz (Jade) cómo podría empezar esta nota. Tampoco me ayuda mucho, pero me tira características musicales de este artísta, que a él también le encanta. Rionegrino, de 28 años. Tres discos en su haber. Enamoró a Buenos Aires y alrededores con el broche de oro de haberse presentado ya en Europa.Este músico le dió nuevas esperanzas a las canciones de amor. Experimentó el verdadero sentido del new age encontrando el vuelo poético de los 70’s más la exploración electrónica de los 80’s, pero con las ventajas que la tecnología de hoy ofrece. En síntesis, sabe aprovechar eso que en los 80’s no estaba materializado. Se aleja de todo género, pues puede aplicar una zamba pop electrónica y saber dibujarla como nadie. Por eso se puede decir, alejado de toda adulación, que se trata de un músico fuera de serie.
-¿Cómo te llevás con este asunto de la entrevista?
Depende el periodista y sus preguntas, pero dentro de todo tuve suerte y me tocaron los mejores. Se vé que no les intereso a los faranduleros, por suerte.(A Lisandro aún no le tocó un mal periodista, pero siempre hay una primera vez).
-¿Qué frutos está dando 39º?
La verdad que muchos y muy buenos. Sobre todo conciertos , que es lo que más me interesa
-¿Qué tiene de diferente en cuánto a los otros?
Hay muchas diferencias o por lo menos intenté que las tenga, sobre todo por mi curiosidad de seguir investigando y no repetir fórmulas. Creo que en algún punto 39º es mas urbano en su musicalidad y no así en sus letras, que intento mantener esa simpleza a la hora de escribir.
-De los tres discos ¿cuál es el más especial para vos?
Los tres tienen mi amor. Son como hijos. No puedo diferenciar el afecto. Cada uno tiene su energía. Y son los tres muy especiales. Personales diría.
-“Amor”... qué palabrita ¿eh? Digo, amor escrita desde tu puño oparece tener una significación especial. Esa palabrita parece ser la fuente de tus discos...
El amor es todo para mí. Y dentro de mis canciones es una de las principales fuentes de inspiración. No solo el amor de pareja, si no el amor entre hermanos, el amor a tu trabajo a lo que haces, el amor a vos mismo... y así puedo seguir toda la tarde
-¿Tenés algo con el folklore no?
Es una música que me conmueve mucho y la escuché desde mi infancia. No solo folklore argentino, sino de todo el mundo. Me interesa saber la música de raíz de cada país. Y eso ha inspirado e influenciado mucho en mi música
-¿Podés dar nombres de esas influencias?
Uh... son muchos. Pero por nombrarte algunos: Mercedes Sosa, Violeta Parra, Liliana Herrero, Peteco Carabajal, Inti Illimani, Chabuca Granda, Chavela Vargas, y otra vez puedo seguir toda la tarde...
-Cuando las influencias pegan, y la inspiración hace de las suyas, Lisandro, ¿dónde y cómo compone? Lo digo porque se vé a un pibe simple, de esos que en la habitación tocan y tocan. ¿Será así?
Si, es así. Aunque ahora en estos tiempos, por suerte, estoy tocando más con mi banda y frente a gente. Pero a la hora de componer me gusta estar solo y si es de noche mejor.
-Acerca esa imagen que me hice sobre tus modos de componer, ¿te gusta que el que te escucha te capte así?
Creo y respeto mucho en la gente que me escucha, entonces de algún modo intento que ellos cierren las canciones o sus ideas acerca de de esa imagen, no me gusta imponer las cosas, ya demasiado con la tv y la música manipuladora que nos ronda tan de cerca. Digo, que hagan la imagen que quieran, seguramente va a ser desde lo mas profundo y si no, también está bien
-Cuando le pregunto a alguien “¿escucháste a Aristimuño?” y me responden “no ¿qué hace?” no sé definirle el género exacto al que corresponde tu música... ¿vos podés decírmelo?
No, pero si tengo una solución: grabáles el disco.
-No Lisandro, eso es piratería...
Ah gracias por decírmelo, no sabia... (y se ríe).
-Confieso que lo grabé y se lo regalé a mucha gente...
Gracias por grabarlo y regalarlo. Ya que debe ser dificil que lleguen a tu lugar. Me interesa que la música llegue de cualquier manera, aunque comparto con vos y a mí también me gusta tener el arte, el librito y todo.
-¿Estás en pareja?
Si.
-¿Influye así como todos los artístas que me nombraste?
Claro que influye muchísimo, pero a veces me ha pasado que la mayoría de las personas que escuchan mis canciones piensan que son de amor y a veces estoy hablando de otra cosa. Eso me parece genial.
-Nombráme un disquito. Ese que escuchaste 40.000 veces y no te cansás...
Nuevamente por nombrarte algunos, (ja): Ok computer de Radiohead Revolver de The Beatles, Plastic ono band de Lennon, Parte de la religión de Charly García - Bocanada de Cerati, Kamikaze de Spinetta, El amor después del amor de Fito Páez, y así toda la tarde...
-Contáme, de los aparatitos. Tenés como un fetiche de los efectillos ¿no?
Me gusta mucho la cosa electrónica. De chico rompía las radios y los grabadores para ver qué tenían adentro. Y la verdad me interesa mucho el sonido, los programas y las cosas que salen es parte también de mis canciones. Creo que tienen que ver también con el hoy y que la computadora, por darte un ejemplo, es un instrumento más; como la guitarra, solo que a veces está mal usada y la computadora maneja al músico. Ahora por suerte podés crear tu sonido, antes se usaban los “preseteados” y Virus tenía tecladitos igual a Soda por ejemplo, aunque por suerte las canciones siguen siendo únicas y eso es lo mas importante.
-Pareciera que pasás horas buscando y buscando soniditos. ¿Sos obsesivo con la producción?Bueno tampoco tanto. Lo que hago mucho es samplear cosas de mi hogar. Cuando hay amor en algo que hacés, las obsesiones y los detalles pasan a ser placer y juego. Entonces no me doy cuenta si lo soy. Según mi banda y gente, no lo soy. Dicen que soy bastante práctico y voy al grano, como si tuviera el sonido que quiero en mi mente
-Tucumán ¿para cuándo?¡Para cuando me pidan..! ja.
Cuando me ofrezcan, me encantaría...
-¿Conocés?
No.
-Me parece que cuando conozcas de seguro sale otro disco.
Creo que tenés mucha razón. Por lo menos me vendré con muchas fotografías, fotografías del alma.
Lisandro Aristimuño parece ser una madre y sus discos sus hijos. Pero de esas madres que solo viven para ver jugar a sus niños. Y ¿por qué? Porque se denota un músico que no solo disfruta de tocar sus canciones sino también de lo lúdico que hay en los que la escuchan.Si no escucháste un disco de Aristimuño y querés que te diga para qué sirve, automáticamente paso a recomendarte que te encierres en tu cuarto, apagues la luz artificial y dejes a las virtuales luces del musico fluyan junto a las tuyas. Pido perdón. Pero es imposible mantener algún dejo de objetividad en esta nota. (Aunque tampoco lo quiero).

miércoles, junio 13, 2007

Dulce sufrimiento


Ella cuando quiere hacer el amor sonríe a medias y mira hacia abajo. En ese mismo instante es cuando le pregunto "¿qué te pasa?" y no responde sino con un gesto complice y su sonrisa a medias se extiende.
Ella se desnuda a medias y fuma un cigarrillo en silencio, mirándome. Yo también fumo, mirándola, en especial las líneas sugerentes de su ropa interior lo que produce una "condena agradable". Busco un disco y le doy play a Sweet sahumerio. Sufro, respiro profundamente y siento la sensación de arrojar mi humanidad sobre la suya. Pero espero, continúo mirándola y sufro.
Estirar su brazo para dejar el cenicero en la mesita de noche es el pié para que yo haga mi entrada y que las bocas dibujen. Pero no toco su ropa interior, sufro por unos minutos más, pero solo unos minutos más. Más tarde, cuando la humedad se convierte en manantial, ya suprimo el telón de lycra.
Ella cuando hace el amor no se intimida y gime, y cuando gime vuelvo a sufrir, y cuando sufro la piel se me eriza. Insisto en sus gemidos. Soy como una especie de verdugo que persevera en flagelar eso que la hace gritar. Y sufrimos cuando nos miramos al espejo y sufro yo, cuando, desde arriba, contemplo al compás de los movimientos sus caderas rendidas.
Ese sufrimiento que me provoca es el ápice de la pasión, el tesoro invaluable de los amantes.
Después de un rato, la pasión pide tregua. Yo me levanto a buscar los cigarrillos y enciendo uno de espaldas a ella. Doy media vuelta y la veo como se la ve en la foto y vuelvo a sufrir. Apago de golpe el cigarrilo y allí voy de nuevo, a perseverar en el dulce sufrimiento.